miércoles, 16 de septiembre de 2009

Assassin Creed


Assasin’s Creed ha sido desde el primer momento de su misma concepción, un juego llamado a aportar ese 'algo más' en el mundo de los videojuegos. El halo de éxito creativo ha acompañado a este proyecto desde que se anunciara en el E3 2006 y el interés entorno a él no ha parado de aumentar a cada nuevo avance informativo o a golpe de entrevista a cargo de su productora. Había dudas, por supuesto. Y a nadie se puede culpar de no haber tenido fe desde el primer momento con un proyecto de semejante ambición y que siempre ha apuntado muy alto en diferentes categorías: gráficos increíbles, un mundo enorme, libertad total, control innovador, una historia madura y con gravedad, rigor histórico... muchos frentes en los que combatir por la excelencia, lo que haría fácil que alguno de ellos cayera bajo el enorme peso que el equipo de Jade Raymond ha soportado cual Atlas.

Es por ello de recibo empezar este análisis poniendo esos temores en lugar que le corresponden: en la basura. Assasin´s Creed es un auténtico triunfo para el medio, una prueba patente del potencial de las nuevas máquinas disponibles y un grandísimo juego que va a marcar esta generación, coronando un final de año que está demostrando ser frenético e increíble para los amantes del videojuego por la cantidad y calidad de los títulos que están apareciendo.

Año 1191. Tercera Cruzada. Tierra Santa
Para aquellos que deseen adentrarse en la densa y rica historia del juego en el momento mismo que éste caiga en sus manos y quieran evitar conocer detalles de la misma por adelantado, recomendamos que omitan esta parte del texto, ya que para el propósito de este análisis hay algunos detalles importantes que queremos detallar y que conciernen exclusivamente al potente arranque de Assassin's. El estudio creativo no ha querido jugar con el recurso de una “realidad alternativa tras las apariencias” que popularizó Matrix, por lo que los primeros minutos del guión se dedican a dejar claro que el escenario real de los acontecimientos que gobiernan el título es el presente -o futuro cercano-. Y eso no significa que se revelen de primeras las cartas de la historia que envuelve Assassin's Creed, sólo implica que los misterios están en otra parte.

De hecho, el comienzo es brillante a la hora de exponer la situación, ya que se puede ver al supuesto protagonista, Altaïr, en medio de un escenario desdibujado, con personajes sin caras y en el que todo se vuelve cada vez más confuso mientras aparecen instrucciones de tutorial a una velocidad cada vez más rápida, estresante, hasta que todo el mundo de alrededor se convierte en poco menos de un borrón, momento en el que el verdadero protagonista despierta dejando atrás este magistral destello de Ubisoft Montreal que permite al jugador sentirse exactamente igual de desorientado que éste.

Aquí es donde comienza el misterio, ya que al despertar aparece una sala blanca, aséptica, con dos personajes mirando a través de una mampara de cristal. Desde ese momento se ponen algunas cartas boca arriba: el verdadero protagonista Miles Desmond ha sido secuestrado por una organización farmacéutica llamada Astergo, especialista en la creación de fármacos contra la depresión. Pero detrás de la empresa ha algo más y aquí se empieza a hilvanar la historia, que gira entorno a la máquina Animus, un sistema capaz de acceder al código genético de una persona y buscar cualquier información que en él hayan podido acumular sus ancestros a través de los siglos.

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