miércoles, 16 de septiembre de 2009

God of War


Y es que no sólo las ventas marcan el devenir o el éxito de un juego. Dentro de unos años –no muchos- nadie se acordará de un Need for Speed Underground, o juegos como los de “El Señor de los Anillos”, por mucho que hayan vendido o hayan copado las listas de ventas durante algunas semanas... pero sin embargo, quedará en la memoria de muchos jugones títulos como “Prince of Persia”, “Ico” o el juego que nos ocupa: God of War. Razones? Una sola: calidad global del producto.

SONY América, con sus estudios en Santa Mónica (CA) nos introduce en la historia de Kratos, un general de Esparta que está a punto de tirarse por un acantilado, poniendo fin a sus días. Qué ha pasado para que este personaje decida acabar con su vida? En un flashback que dura la casi totalidad del juego, seremos testigos y protagonistas de esta historia llena de Dioses, sangre, venganzas y un objetivo: matar a Ares, el Dios de la guerra. Kratos acaba de entrar en el Olimpo de la acción, reservado a títulos tan magistrales como “Devil May Cry” o “Ninja Gaiden”, por reseñar los últimos iconos del género.

Además, los desarrolladores han ambientado la historia en un universo mitológico griego que han amoldado a una visión totalmente diferente a la que se tiene “por defecto” de la época dorada griega: pensadores, ambiente bucólico y filosofía por todos lados. Esta Grecia es distinta, oscura, iracunda e irresistiblemente violenta. Para resaltar y ambientar a un personaje como Kratos, se necesitaba un universo “underground” y oscuro de la Grecia antigua. Desde la primera a la última pantalla, seréis testigos de su éxito.

La calidad alcanzada por este título hará que pase de ser un teórico “sleeper” a un auténtico icono de PS2 en menos que canta un gallo. Todo rezuma esmero, calidad y detallismo. El diseño de todo el conjunto se ha orientado hacia dos premisas básicas: espectacularidad y jugabilidad. A buena fe que lo han conseguido… y bien es verdad que God of War no es innovador en nada, si bien el conjunto de todos los elementos y los objetivos principales se han logrado con creces; por eso el resultado tiene el doble de mérito: no han inventado nada, pero el resultado final nos ha dejado con la boca abierta, y con la sensación de ser testigos de un “hipervitaminado” género de aventura de acción en tercera persona.

Lo que teóricamente se podría pensar que es un juego que une “Devil May Cry”, “Rygar”, elementos originarios de “Shenmue” –los QTE- e incluso reminiscencias de “Prince of Persia” pasa a ser, en la práctica, un concentrado de intensidad, dinamismo y brutalidad a partes iguales. Damas y caballeros, dejen paso al Dios de la Guerra.

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